jueves, 26 de marzo de 2015

Michael Feuerstack - The forgettable truth



Aunque todavía me faltan varios discos suyos por escuchar en profundidad, incluidos sus principios bajo el nombre de Snailhouse, no quiero dejar pasar más tiempo para hablar un poco sobre "The forgettable truth", el cuarto trabajo de este talentoso canadiense que me tiene atrapado desde que vi el video de "Clackity clack" que usó como adelanto. Empezando por la irresistible "Receiver", con su precioso estribillo que se me pegó como una lapa y sus coros femeninos que me recuerdan a Feist o Emily Haines. Sin hacer mucho ruido ni recargar demasiado las canciones, alternando guitarra acústica con eléctricas limpias, y cuando pide un órgano, piano y derivados pues allí van ("I wanted more", "Lamplight", "Talking blues") y si pide la sutileza de unos violines, como en "Clackity clack", pues violines. A veces me recuerda a gente como Matt Pond PA, como en la magnífica "Mother tongue", donde vuelve a dejar caer otro gran estribillo. También puede que te vengan a la mente los Luna de Dean Wareham en canciones como "Glacier love", o los Pedro The Lion de David Bazan en la sencilla melodía de "Blue light". E insisto en lo bien vestidas y arregladas que están las canciones porque creo que muchas veces es lo que diferencia un gran disco de uno simplemente bueno. 

Otra gran baza es su voz, muy acorde al tono tranquilo del disco en general, a excepción de "The devil", donde ensucia la eléctrica y pisa un poco el acelerador para darle un contrapunto necesario, aunque su voz también luce y de qué manera al final de "Cemetery trees", por ejemplo, en uno de mis momentos favoritos de todo el disco. También juega con un tono más agudo en el sorprendente cambio de "Walk by", donde añade unos bonitos coros y hasta me lo imagino dándolo todo en plan funky con su calvorota, qué cosas (se da un aire a Chris Peterson y eso también suma puntos, supongo). Bromas aparte, el disco fluye estupendamente de principio a fin hasta llegar a ese aire country que le da la steel guitar a "Monrovia" (otra que crece mucho gracias a sus arreglos), con la cual se cierra esta preciosa verdad olvidable de Michael Feuerstack. Habrá que seguirle la pista hacia delante y hacia atrás en el tiempo. Seguiremos informando.

Me parece una tontuna que solo puedan escucharse unas pocas en su Bandcamp, pero él sabrá. No sé si están todas, pero para tantearlo puede servir esto.




viernes, 13 de marzo de 2015

The Slap (La Bofetada)

The Slap es una serie australiana que cuenta la historia de una familia a partir de un suceso tan aparentemente irrelevante como una barbacoa en el jardín que de pronto se les va de las manos. ¿Por qué ocurre eso? Porque en la familia hay un niño muy mimado que se pone pestoso y recibe una galleta de un familiar con la mano muy larga, y claro, el pollo que monta la histérica madre del niño es considerable. Y sí, pongo tantos adjetivos porque, aunque en los siguientes episodios te hacen dudar sobre a quién odias más, tengo bien claro que en ambas partes de la contienda hay motivos de sobra para generarte antipatía en cantidades industriales. 


La serie está compuesta por ocho capítulos, cada uno de ellos dedicado a un personaje de los asistentes a la comida familiar en la que sucede la bofetada que da título a la serie. Una forma muy interesante de enfocar el desarrollo de la trama, ya que pone a prueba tu empatía con los que en principio te hacen ver como buenos y malos, desde el que propina la bofetada hasta la madre del niño que la recibe, pasando por unos cuantos familiares que tienen que decidir de qué lado ponerse. El juego empático está en ver hasta qué punto son malas personas los que se ponen de parte del que propina el cachete, y hasta dónde tienen razón los del lado de la irritante madre coraje que monta el cirio. Porque es ella la que monta el cirio y la que hace que la estabilidad y armonía más o menos llevable de la familia salte por los aires.

Pero, ¿quién eres tú para juzgar a un personaje por como reacciona en una situación así? Es decir, el niño no tiene la culpa de que su madre le tenga así de malcriado, ni la madre tiene la culpa de que su marido sea alcohólico, y su marido es alcohólico en parte por lo frustrante que es ver a su mujer seguir dándole el pecho a su niño de cinco años. Y en este bucle de culpas repartidas transcurre la acción, y tú en medio haciendo trizas tus prejuicios a cada rato. No deja de ser un ejemplo, pero creo que es bastante esclarecedor. A veces ese círculo vicioso de culpa es más fácil de solucionar de lo que parece; otras veces hay causas mucho más complejas por debajo y el remedio es peor que la enfermedad.
El hecho de que la familia sea de origen griego también juega un papel importante en la historia, ya que en varios de los dilemas éticos se apunta a la tradición y a las raíces de la propia familia, especialmente en lo relativo a los personajes más mayores. Matrimonios en la cuerda floja, relaciones tormentosas entre adolescentes, la soledad y sus mil formas de manifestarse… Todo ello interpretado magistralmente por un reparto que no cojea por ningún lado, ni en sus personajes mayores, ni en los de mediana edad, ni por supuesto en los más jóvenes, que le acaban dando un extra de credibilidad a la historia muy apreciable. En algunas series o películas se trata de abarcar problemas generacionales y siempre suele haber un bajón en alguna de esas edades, por aquello de querer abarcar mucho y acabar apretando poco, pero aquí no es el caso. 

Igual de destacables me parecen las historias paralelas a la trama principal, a veces endureciendo el tono de la serie y otras demostrando una sencillez y una belleza muy de agradecer. Es una pena no poder desvelar mucho más acerca de la trama, pero no es cuestión de destripar nada, obviamente. Añadimos una magnífica banda sonora, como no podía ser menos, y el resultado es una maravilla a la altura de Redfern Now, la otra serie australiana que conozco y de la que hablé aquí hace un par de meses. En este caso se tratan otros temas, aunque en realidad se hace con la misma cercanía que en aquélla, si acaso jugando un poco más con tus prejuicios, pero desprendiendo la misma autenticidad a la hora de tratar problemas tan cotidianos como complejos, tan aparentemente solucionables como profundos en realidad. Una pena que haya que hacer malabarismos para disfrutar de ella, o tener que comerse unos subtítulos bochornosos para poder verla en castellano.

“¿De parte de quién estás?”, reza un cartel promocional de la serie. ¡Hay que ser cabrón!





Dónde: ABC (Australian Broadcast Corporation)
Cuándo: 2011
Produce: Matchbox Pictures
Basada en el best seller del mismo título de Christos Tsiolkas.
Promo en español: https://www.youtube.com/watch?v=mmpQ11wH6Y4

lunes, 2 de marzo de 2015

La Hey - Vojvodina


Sigo dándole bola a mis cosas porque, si no lo hago yo, pues eso. Lo lógico y normal, por otra parte. Vojvodina lleva cuarto y mitad de lampreas, una poca de la languidez de siempre, ejercicios de autofustigación, mi primera (y última, espero) canción seudopolítica y va bien surtido de residuo emocional chichinabesco. Añádele un paquidermo moribundo y una rótula y ya tienes el pack completo. Por cero euros, si quieres, te lo bajas.

"Al menos vas ya predispuesto..."